Han transcurrido casi diez años desde que Néstor Kirchner, junto a Lula, Chávez, Correa y Evo, se plantara en Mar del Plata para decir “No al Alca”. En esta década, las experiencias de los pueblos griego y argentino confluyen en un cauce histórico que resignifica el sentido de la democracia cuando ésta, por voluntad popular, se constituye en una barrera para impedir el avance de los grandes capitales financieros.
Hay una línea que une el alborozo de nuestros hermanos griegos -ayer en su festejo de la plaza Syntagma, en Atenas- con aquella marcha multitudinaria y jubilosa que recorrió las calles de Mar del Plata en 2005, para repudiar la presencia de Bush, y que finalizó colmando el estadio de fútbol para aclamar a Hugo Chávez y a los presidentes de la Patria Grande.
La prepotencia y brutalidad del gran capital no deberían impedirle percibir que cuando los pueblos se plantan, la palabra “No” sólo puede significar “No”.
(*) Secretario de Comunicación COmisión Ejecutiva Nacional CTA de los Trabajadores