Más de dos mil personas, entre los chicos marchantes, alumnos de escuelas primarias y medias de la ciudad, docentes, asociaciones civiles y gremiales y público en general participaron del paso por Santa Fe de la Marcha Nacional de los Chicos del Pueblo.
Con el color y la alegría que sólo pueden poner nuestros pibes, los chicos marcharon cantando desde el Parque Alberdi hasta Casa de Gobierno, desde donde ningún funcionario salió a recibirlos.
Tomaron la palabra, entre los grandes, Diego Cardozo, secretario General de CTA Santa Fe, Celina Koffman, por Madres de Plaza de Mayo y Gabriela Almirón, de la Asociación Juanito Laguna, entre otros.
Pero la mañana del lunes era para que tuvieran la palabra los chicos santafesinos, que tienen mucho para decir.
“Estamos participando y apoyando la marcha porque queremos denunciar la situación de miles de chicos, que en Santa Fe sufren de hambre, desnutrición, miseria y desigualdad. Nosotros también tenemos derecho a un futuro digno, donde seamos todos iguales con educación y salud, pero con padres desocupados eso es imposible”, dijo una niña.
Una alumna de la Escuela Luis Ravera enumeró: “Queremos que nuestros padres tengan un trabajo. Derecho a una escuela digna para poder estudiar mucho mejor. Derecho a educarse para ser una buena persona y respetada. A reclamar en libertad para que toda la gente sea escuchada. Derecho al trabajo para que toda la gente pueda comprarle ropa y alimento a los chicos. Derecho a la salud para crecer sanos y fuertes, tener un doctor que nos atienda cuando estemos enfermos. Señor presidente le pedimos a usted y a los gobernantes de este pueblo que hagamos todo lo posible para tener estos derechos y así seremos felices y tendremos un país mejor”.
Por su parte, Victor De Genaro, secretario de Relaciones Institucionales de CTA Mesa Nacional dijo: “Esto es apelar a nuestra emoción. Los gobernantes, con lo que hablan los pibes reciben un cachetazo, no pueden no ser conscientes, pero eligen defender a los grandes grupos económicos para que se enriquezcan, se lleven nuestros recursos naturales y para tener bajos costos laborales necesitan del hambre y la pobreza. La sensibilidad queda para nuestro pueblo, es un cachetazo a los gobernantes pero es una interpelación a todos los dirigentes sociales, gremiales, políticos, de derechos humanos. Nos interpelan los pibes, porque cuanto más tardemos en el campo popular para cambiar esta situación, se mide en vidas de pibes”.