Desde AMSAFE, desde CTERA, desde la CTA, hemos luchado por los derechos de las mujeres, por la educación sexual en las escuelas, por los derechos de los migrantes, por los derechos de los pueblos originarios, por el matrimonio igualitario.
Como muchos seguí el debate televisivo durante horas consciente de su importancia histórica, también como muchos tuve vergüenza de algunos senadores que en nombre de sus provincias, en nombre de Dios, de la naturaleza, solo hablaban de sus prejuicios y de su homofobia. Y orgullo, por otros discursos que hablaron de la historia, de los derechos, de la igualdad.
La legislación de cada país debe ser el medio para combatir la discriminación, pero con frecuencia son precisamente estas leyes las que, de forma activa o pasiva, alientan las prácticas discriminatorias. La discriminación sexual es una de las más arraigadas en nuestra sociedad, sin duda por sus precedentes históricos.
Ayer se discutía sobre si el Estado era capaz de otorgar derechos de los que fueron privados, a ciudadanos argentinos. No de religión, sino del Estado y de sus obligaciones para con los ciudadanos de esta tierra.
Pese a la lucha de los pueblos por eliminar todo método de discriminación, muchas veces guiado por infundadas creencias, la discriminación existe y es nuestro deber luchar por eliminarla. Este es el deber de la humanidad.
La discriminación a los negros, a los judíos, a los “sudacas”, a las mujeres, a las personas con capacidades diferentes, a los homosexuales, tiene un discurso que se parece profundamente.
El discurso discriminatorio parte de un paradigma de la “normalidad”, donde las mujeres, los pobres, los analfabetos, los extranjeros, los homosexuales son los “otros”, esto implica otorgarles atributos “diferentes” basados en la existencia de un modelo de dominación hegemónica que sostiene la desigualdad. Por tanto también, y según ese discurso, debe haber normas para los “diferentes”
Toda discriminación está basada en el prejuicio, en la ruptura de modelos más inclusivos, y legitima la desigualdad.
Por eso es tan importante la Reforma del Código Civil, que se votó ayer, no solo por el resultado concreto, sino por el fuerte contenido “simbólico” que provoca en la sociedad, en la educación, en la posibilidad de otorgar derechos, en igualarnos como seres humanos.
Este contenido simbólico, quizás el menos discutido en la sesión de ayer en Senadores, es a mi modo de ver, uno de los elementos más importantes, de la norma que fue aprobada.
El lenguaje es uno de los más formidables formadores del pensamiento y la conciencia, es el que estructura nuestras categorías de pensamiento, por tanto un mecanismo de producción y reproducción simbólica e ideológica. Por eso es tan importante, bregar para que el uso del lenguaje visibilice, se vuelva consciente, y logremos un lenguaje inclusivo, y no discriminatorio.
Esta Ley se votó un 14 de julio, día que conmemora aquél 14 de julio de 1789, como la toma de la Bastilla. Día en que se proclamó la LIBERTAD, IGUALDAD, Y FRATERNIDAD entre los hombres y mujeres.
Por último quiero hacer un homenaje, a los hombres y mujeres que lucharon desde las organizaciones de gay, lesbianas, y trans, para que esta norma se apruebe ayer, a todas las organizaciones sindicales, políticas, sociales, religiosas que las apoyamos, a la lucha incansable de este pueblo por sus derechos. A los jóvenes que se comprometieron con la bandera de la igualdad.
Hoy es un día mejor, nuestro país ha dado un paso más por la igualdad. Brindemos.
Sonia Alesso
Secretaria General Asociación del Magisterio de Santa Fe
Rosario, 14 de julio de 2010
EN LAS CALLES: CTA PRESENTE EN MARCHA FEDERAL ANTIFASCISTA
Este sábado 2 de febrero CTA Santa Fe estuvo presente en la Marcha Federal Antifascista contra los discursos de odio del Presidente.