Allí hay 81 miembros y con una mayoría simple de 41 votos se daría lugar al juicio político contra la mandataria brasileña que la alejaría inmediatamente de su cargo por un período máximo de 180 días.
El compañero Hugo Yasky, secretario general de CTA se refirió a los últimos sucesos en el país hermano y reafirmó la necesidad de fortalecer la unidad del campo popular: “Tenemos la obligación de ser capaces de construir espacios de unidad”.
-¿Cuál es tu opinión respecto de este intento de golpe parlamentario a Dilma Rousseff?
Creo que es toda una puesta en escena que trata de encubrir lo que realmente sucedió ayer que es un golpe de nuevo tipo, estos que se denominan “golpes blandos”. La destitución lisa y llana de un gobierno que había llegado a donde está por el voto popular en un país como Brasil donde la clase dominante no admite que quienes intentaron torcer mínimamente ese destino de pobreza y exclusión al que están condenados las grandes mayorías populares de ese país, se pudiera modificar. Ayer, el periodista Eric Nepomuceno, en una columna que escribía terminaba diciendo que un corrupto como Cunha demostradamente corrupto, seguido de una legión de corruptos, el resto de esos diputados que viven a la sombra de los negocios y de los negociados más infames, iban a destituir a una presidenta que ni siquiera tenía iniciado un proceso por ningún tipo de irregularidad, es decir, no le pudieron comprobar ni demostrar nada a Dilma Rousseff como no sea su pertenencia al Partido de los Trabajadores (PT). Creo que es un momento muy aciago para América Latina toda porque lo que pasa en Brasil pasa en América Latina. Uno no puede dejar de pensar en que Brasil sigue los pasos de la Argentina y aunque las condiciones y las circunstancias son distintas, porque creo que es mucho más grave lo que está sucediendo en Brasil, va a significar un retroceso enorme para los sectores populares y sobre todo para la integración de América Latina en un marco de horizontalidad en esa búsqueda de lograr lo que en su momento Lula, Néstor Kirchner y el Comandante Chávez imaginaban como el camino a seguir después de haber rechazado el intento de que entráramos al ALCA, que era forjar la unidad de América latina. Lamentablemente va a haber un gran retroceso. La derecha de Brasil miró todo el tiempo de reojo lo que pasaba en la Argentina después de que Macri asumió. Había como una competencia para ver cuál de los sectores de la clase dominante de Brasil o de la Argentina llegaba antes a Washington, cuál se entregaba primero en el altar de los neoliberales y creo que perdieron la paciencia porque lo que han hecho ayer no es otra cosa que volver a introducir a América latina en el terreno de la inestabilidad institucional.
-¿Cómo esto va a afectar a la clase trabajadora de Brasil siendo que los gobiernos de Lula y de Dilma han promovido tantas conquistas y derechos para los trabajadores?
Creo que en Brasil ahora se van a aplicar políticas de ajuste sin anestesia. Hasta ahora Dilma venía maniobrando trabajosamente para que el ajuste que ya Brasil había empezado a hacer, porque creo que esa fue una de las concesiones ante la andanada de acusaciones ante el papel que jugaron los medios, porque no hay que dejar de poner en foco también cómo el partido de los jueces de la clase dominante y los grandes medios de comunicación, también de la clase dominante, hoy se erigen en una especie de juego de tijeras en el que aprisionan a los gobiernos populares y los someten a una política de desgaste que los lleva a hacer concesiones como tuvo que hacer Dilma que le van quitando base de sustento popular porque lo más paradógico y perverso del proceso de Brasil es que hace prácticamente un año que el gobierno de Brasil aplica políticas neoliberales como una manera de parar el golpe y en realidad ni se paró el golpe, ni se logró tener el sustento de las clases populares que empezaron a manifestar también su descontento frente al retroceso de la situación. Creo que lo que va a pasar ahora es que ese ajuste se va a aplicar sistemáticamente, va a haber represión ahí donde se intenten resistencias hacia ese ajuste y creo que se va a intentar acorralar al PT y sobre todo ahora van a ir por Lula, porque Lula sigue siendo un referente capaz de revertir en una elección esta derrota pero justamente por eso está claro que van a intentar ahora ponerlo en la mira, en la picota, a Lula y van a tratar de lograr que Lula no pueda presentarse como candidato y para eso lo tienen que condenar. Después buscarán los motivos de la condena, después buscarán la acusación y las pruebas, pero van a intentar condenar a Lula que es una manera de condenar al pueblo brasileño a seguir siendo víctima de las políticas de exclusión y de hambre.
-Dilma dijo que se va a mantener fuerte. Ella está con mucha fortaleza. ¿Cuál va a ser el apoyo desde aquí, desde la CTA de los Trabajadores, y cómo va a continuar en tu opinión este proceso en Brasil?
Va a ser un proceso en el que evidentemente puede haber todavía una esperanza sobre todo en la capacidad de movilización de la Central Única de Trabajadores (CUT), las otras centrales, y el papel que juegue el PT. Creo que ahora se entrará en una etapa de disputa en la que va a ser clave la correlación de fuerzas en la calle, en la que va a ser clave la capacidad que tenga el movimiento popular de Brasil, de resistir el embate de la derecha porque empezó en el Congreso pero ahora van a seguir en todos los planos. Nosotros hoy justo estamos mandando una declaración de respaldo, ratificando nuestro apoyo al gobierno que han elegido los brasileños en elecciones limpias, y la semana que viene vamos a estar participando en San Pablo del Congreso de la Confederación Sindical de las Américas (CCSA) que seguramente nos va a permitir a todas las centrales sindicales del continente que vamos a estar ahí, realizar una manifestación de apoyo a Dilma, a Lula y a la institucionalidad democrática. Atrás de los sucesos hay una lección que tenemos que aprender todos los pueblos de América Latina y es ser conscientes de la fragilidad de las convicciones democráticas, pluralistas, de los que se dicen republicanos y que en realidad no son más que los mismos que en su momento movidos por la voracidad de obtener mayores ganancias y disciplinar las demandas de los sectores populares, apañaron dictaduras, gobiernos autoritarios, y corrupciones diversas. Estos señores que se erigen en jueces de la pureza republicana y que fungen de hombres democráticos, honrados, respetuosos de la pluralidad, respetuosos de las leyes no son más que lobos enmascarados que usan la piel de cordero de la democracia cuando les conviene, y se la sacan cuando les conviene, y tienen cuentas offshore, y tienen negocios vinculados al narcotráfico, y están vinculados a la prostitución, y están vinculados al trabajo esclavo y semiesclavo, y están vinculados a todas las lacras sociales que se puedan imaginar y lo único que defienden son sus privilegios. Ayer ver el espectáculo bochornoso de esos personajes deleznables vociferando su grito sin ninguna otra razón que el odio de clase y el revanchismo realmente producía tristeza e indignación a la vez porque uno los ve y se da cuenta que son lo mismo en Ecuador, en Argentina, en Bolivia, y vienen por todo, vienen con ansias de revancha. Por eso creo que la lección es fortalecer la unidad del campo popular. Creo que nosotros como trabajadores argentinos tenemos la obligación de ser capaces de construir espacios de unidad. Hoy estuvimos en la CGT Azopardo hablando en una parte de la reunión sobre la convocatoria que vamos a hacer el 29 de abril, a un acto unitario, para defender el derecho al trabajo digno, para defender a los trabajadores que están siendo despedidos, para ratificar nuestro compromiso con la vigencia de las paritarias libres, para denunciar el ajuste, para apostar a un movimiento obrero que sea capaz de ponerle un límite a los que quieren no solamente profundizar las desigualdades sociales porque no se bancan estos doce años, trece años donde sin que pudiéramos tocar el cielo con las manos, pudimos revertir en algunas medidas las desigualdades de este continente pero está claro que no admiten ni siquiera esos tibios cambios que pudimos hacer con mucho esfuerzo. Las quieren todas para ellos, quieren ser los dueños de la democracia, quieren ser los títeres de los poderosos y poner a otros títeres en la Casa de Gobierno. En este sentido, la unidad tiene que ser el camino.