Se sintetizan los cambios en la desigualdad de los ingresos de los hogares, así como al interior de los ocupados. Para ello se analiza la distribución de dos tipos de ingresos: por un lado, la distribución del ingreso per capita familiar entre hogares; por otro, la distribución del ingreso de la ocupación principal entre los ocupados.
Puede concluirse que en 2016 no sólo cayeron el salario real y el empleo, sino que además empeoró la situación distributiva. En un contexto de deterioro general de la situación de los trabajadores, quienes tienen menores ingresos se vieron aún más perjudicados.