En los últimos años y luego de un breve período de recuperación de la agenda social y de derechos, volvemos a ser testigos de una feroz arremetida conservadora en nuestra región, que pretenden países sin reglas para profundizar la explotación del trabajo de la mayoría y concentrar la riqueza en pocas manos.
En los 90, cuando nacimos y actualmente, nos encontramos en tiempos en que se recrudecen las consecuencias de la violencia, represión, impunidad y persecución heredadas de la dictadura militar. Nos encontramos también con sindicatos y dirigentes que han sido víctimas de la estigmatización y la criminalización por parte de gobiernos y patrones y de sistemáticos ataques y descalificaciones por parte de los medios de comunicación dominantes.
Reafirmamos que solo con el compromiso efectivo y coherente de la clase trabajadora podrá ser posible enfrentar la agenda conservadora, pro empresarial y autoritaria que está en marcha en nuestro País, en Latinoamérica y el Mundo.
Expresamos nuestro compromiso con un proyecto de desarrollo sustentable para nuestros países, basado en la complementariedad productiva, la solidaridad y la integración de nuestros pueblos.
Reiteramos que los sindicatos debemos establecer alianzas con diversos sectores y movimientos que promueven alternativas al dominio del capital y sus efectos perversos.
Siempre hemos condenado las pretensiones hegemónicas e imperialistas en nuestro continente, rechazando la presencia de bases militares.
Defendemos el carácter democrático del proceso de elaboración política y toma de decisiones de nuestra organización nacional y sus organizaciones de base
Nuestro sindicalismo tiene lado. Ese lado es el de la democracia, la libertad y la sustentabilidad, del combate al machismo, al patriarcado, el racismo y la xenofobia.
Nadie, en ningún momento, pudo condicionar nuestras críticas y nuestros legítimos reclamos por el pleno reconocimiento de la libertad sindical, la negociación colectiva y el derecho de las/os trabajadoras/es de darse las organizaciones sindicales a que tienen derecho.
Defendemos la institucionalidad democrática, el reconocimiento de los gobiernos democráticamente electos. El resultado de los golpes, antes y ahora, ha sido la represión y la criminalización de los sectores populares, el ataque a los sindicatos, el desconocimiento de los derechos, la destrucción del estado y sus políticas de protección.
Los que verdaderamente nunca perdieron sus privilegios y apenas fueron incomodados por algunos cambios sociales y políticos, hoy lideran una cruzada para desmantelar conquistas sociales y no dudan en recurrir a la violencia, la desestabilización y golpes de estado de nuevo tipo, como en Honduras, Paraguay y Brasil, para recuperar su poder. El sindicalismo democrático nunca puede prestarse como instrumento de legitimación de la restauración conservadora.
Quienes impulsan un sindicalismo de “negocios”, aislado de sus bases, supuestamente pragmático y “no ideológico”, brindan un servicio a los enemigos de la clase trabajadora y envían un pésimo mensaje al pueblo, justo ahora que se impone un discurso que criminaliza y estigmatiza la lucha social y se instala una agenda conservadora, racista, homofóbica, machista y reaccionaria. Los sectarismos de izquierda, logran lo mismo por otra vía.
La CTA reivindica la necesaria unidad del movimiento sindical, reconociendo la importancia de la pluralidad, diversidad y diferencias políticas e ideológicas en su seno, propias de su naturaleza democrática. No abandonará sus postulados y principios y no va a conciliar con intereses que no sean los del conjunto de la clase, apegada a la ética, honestidad y responsabilidad que exigen los /as trabajadoras/es en general.
Este es nuestro Plan de Lucha
Feliz día trabajadoras y trabajadores
(*) Secretario General CTA de los Trabajadores Provincia de Santa Fe