El presente informe de octubre de 2018 fue hecho en conjunto con compañeros del Instituto Marina Vilte de CTERA y del IDESBA Stella Maldonado de CTA Provincia de Buenos Aires.
Ante el fracaso del denominado “gradualismo”, el proyecto de presupuesto es una pieza clave del mayor ajuste que se intenta imponer en la segunda etapa del gobierno de Cambiemos. Esta nueva etapa tuvo sus comienzos en 2018 y no solo estuvo signada por la megadevaluación y un importante recorte fiscal sino también por la consolidación hegemónica del capital financiero internacional: de allí que el presupuesto tenga la marca registrada del FMI.
En ese marco, el fuerte ajuste que supone el presupuesto del “déficit cero” implicará –de aprobarse el proyecto de ley- reducciones generalizadas y significativas en el gasto público (-7,7% en términos reales). Se trata de menos recursos para la obra pública, para el pago de salarios de los empleados estatales, para educación y cultura, para ciencia y técnica, para salud, para prestaciones sociales.
Una parte relevante de la reducción del gasto pasa también por las cuentas provinciales, con caídas reales del 39% en las transferencias corrientes y casi del 35% en las transferencias de capital.
El ajuste más contundente no se inicia con este proyecto de presupuesto. Las reducciones reales en el gasto público en 2018 están siendo en algunos rubros incluso más fuertes que las que se proyectan para el año próximo. La caída en el gasto total alcanza el 6,2% y resulta llamativamente similar a la que tuvo lugar en 2001, que alcanzó el 6,1%.
La suma de los sucesivos ajustes implica que en total entre 2015 y 2019 se acumularía una disminución real del gasto del 18,0%. Las caídas acumuladas en estos años implican que M. Macri tras cuatro años de gestión dejaría un 27% menos de gasto en educación y cultura (por parte de la Nación), casi un 31% menos de gasto en ciencia y técnica y un 16% menos en salud.