En mayo de 1969, durante el Gobierno de Onganía, comenzó una crisis con estallidos en distintos puntos del país. En Córdoba, donde existía una estrecha relación entre estudiantes y obreros, al descontento general se sumó la decisión del Gobierno Provincial de suprimir el "sábado inglés", es decir, la media jornada laboral.
En consecuencia, el SMATA (Sindicato de los Obreros de la Industria Automotriz) y el Sindicato de Luz y Fuerza convocaron a un paro activo con movilización para el 29 de mayo. Los estudiantes adhirieron a la medida de fuerza y pronto la ciudad fue controlada por los manifestantes, quienes lograron su ocupación durante unas veinte horas.
La represión consiguiente fue brutal y dejó como resultado veinte manifestantes muertos y cientos de detenidos, entre ellos Agustín Tosco, Atilio López y Elpidio González. El Cordobazo significó en la historia del movimiento obrero, una lucha y resistencia como clase trabajadora en unión con los estudiantes, defendiendo la dignidad del Pueblo.
Tomamos parte del relato de Agustín Tosco sobre aquellos días: "Bajo el lema de modernización y transformación, el Gobierno planteó un plan económico, cuya base filosófico-política se asentó aparentemente en el más ortodoxo y crudo liberalismo, en la resurrección del ‘dejar hacer, dejar pasar’, en la vigencia de un libre empresismo a ultranza, que provocaría la estabilidad y la multiplicación de los bienes económicos del país. Sin embargo, esta declamada libertad económica no es sino un esquema destinado sustancialmente a someter al país integrándolo a la crisis del sistema capitalista monopolista como elemento compensador del deterioro cada vez más pronunciado del mismo”.
“Lo que se pretende realmente es quebrar a la industria nacional y dejar el mercado de consumo a merced de los monopolios. Así lo ha expresado genéricamente la Confederación de la Industria al referirse a esta política de transferencias formales y reales. En las cuestiones sociales se denunciaba el incremento de la desocupación. La paralización de la Comisión del Salario Vital, Mínimo y Móvil. La imposición del arbitraje obligatorio para los diferendos laborales. La Ley de Represión de los Conflictos Sindicales. La intervención a Sindicatos, el retiro o suspensión de personerías gremiales. La eliminación o restricción de las representaciones sindicales en el Estado, incluidos los organismos de previsión social. La violación de los contratos colectivos de trabajo. La Ley de Congelación de Salarios. La modificación de la Ley de Indemnización por Despido. El aumento de la edad para acogerse a la jubilación y la eliminación de las compensaciones por años de servicio”.
Hoy, parados en el borde del abismo que se abre delante de nosotros, sentimos la imperiosa necesidad de una unidad orgánica de nuestra clase, siendo que sólo podemos salir de este plano defensivo, si incorporamos un proyecto de poder que nos permita, junto a otros actores sociales, tener el coraje de encender el fuego de que nos hablara Tosco, “el de los principios y las grandes aspiraciones populares”.