Cabezas fue muerto por ser periodista, por trabajar con la información a través de la imagen y de hacer visibles aquellos hechos y rostros que formaban parte de la realidad y por la que había recibido amenazas en los meses previos a ese 25 de enero de 1997. Su asesinato tuvo como telón de fondo la disputa entre el ex presidente Carlos Menem y el ex gobernador de Buenos Aires Eduardo Duhalde, con lo que la justicia actuó con extrema lentitud y todo sirvió como mensaje mafioso, aleccionador para los trabajadores de prensa y toda la sociedad: con el poder económico, financiero, político y mediático no se juega: se puede mirar, pero no se debe ver y mucho menos entender.
Ya son muchos los años que pasaron y también las vidas ahogadas por ese mismo poder, la de la dirigente de las meretrices rosarinas, Sandra Cabrera, la de Jorge Julio López, testigo en el juicio que condenó al genocida Miguel Etchecolatz, la de Silvia Suppo, a la vez testigo y querellante en los juicios por delitos de lesa humanidad. Y es aquí que la Argentina revive un estado de pérdida de derechos, entre ellos el de la libertad de expresión y el derecho a la información.
Los poderes entrelazados no descansan, sólo simulan haber bajado la guardia y eligen cuidadosamente a quienes los representan. Por eso en el primer día de gestión del gobierno de Mauricio Macri, el 11 de diciembre, se conoció uno de los decretos de necesidad y urgencia que ya iba contra la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y desde ahí los ataques fueron cada vez más fuertes hacia la norma que nunca reguló contenidos, pero sí quiso ponerle un límite a los monopolios y concentraciones mediáticas. Esa ley, deformada ahora por decreto, era una llave hacia la expresión de las voces más plurales y la posibilidad de que los distintos sectores y actores sociales tengan voz.
Como cerraron los ojos de Cabezas, hoy se quiere tapar la capacidad de que los argentinos y argentinas construyan una visión crítica e integradora del mundo en el que se vive. Por eso la muerte de Cabezas no es sólo un recuerdo, sino que su trágico significado adquiere preocupante actualidad.
Por la defensa de la libertad de expresión y el derecho a la información
Por la plena vigencia de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual
Por la defensa de los puestos de trabajo
El Sindicato de Prensa Rosario convoca a las y los trabajadores de prensa y de la comunicación a concentrarse para el tradicional ‘camarazo’, el próximo lunes a las 19.30, en plaza Pringles donde se encuentra la placa que se colocó en memoria de JLC. Por su parte, la Asociación de Prensa de Santa Fe hará lo propio en la Plaza del Soldado el mismo 25 a las 10 hs.
FUENTE: SINDICATO DE PRENSA ROSARIO Y ASOCIACIÓN DE PRENSA DE SANTA FE